Comprar sustitutos de medicamentos no siempre es beneficioso. Incluso si el sustituto está compuesto por las mismas sustancias, su efecto puede depender de cómo se produjo.
IRENA REJ, Presidenta de la Cámara de Comercio Farmacéutica de Polonia:
La sustitución del fármacodebe estar justificada. Así como no se puede cuestionar la legitimidad del funcionamiento de los medicamentos genéricos, tampoco deben utilizarse como sustitutos de los medicamentos originales. No se puede traducir sin reservas a la práctica de usar este medicamento en forma de preparaciones genéricas. Aunque los genéricos contienen el mismo ingrediente activo, con el mismo nombre internacional, en la misma dosis y son bioequivalentes al original.
Al determinar el estado de bioequivalencia de un fármaco, se permite una diferencia con el original de hasta un 20%. El efecto de la droga puede depender del método de producción. Es importante si el medicamento contiene una sustancia activa, cuyo estándar se ha registrado en la oficina, o si el fabricante compró el mismo teóricamente a un proveedor barato: en China, India, Corea. Entonces surge la pregunta de si dicha sustancia tiene parámetros idénticos a los de la droga original o no. Se trata del grado de purificación, método de síntesis, tecnología de producción.
Y una cosa más: la sustancia activa debe estar suspendida en algo. Por definición, los sustitutos pueden diferir de los medicamentos innovadores en el contenido de los excipientes que en realidad no se prueban. Tomemos, por ejemplo, los medicamentos para reducir el colesterol: algunos pueden causar dolores y molestias musculares, otros no. Si fueran idénticos, no se diferenciarían en sus efectos secundarios. El efecto del sustituto en el cuerpo del paciente puede ser diferente, y el cambio fisicoquímico en el cuerpo puede afectar la forma en que actúa el fármaco.
En una palabra, no todos los medicamentos reparadores son buenos para todos. En aras de la buena calidad de los medicamentos genéricos y la unificación de sus estándares de producción, de acuerdo con la nueva directiva de la UE de junio de 2013, no es posible comercializar una sustancia activa adquirida fuera de Europa sin un certificado europeo para una determinada sustancia. Las empresas farmacéuticas deben obtener dicho certificado, que cuesta mucho, o cambiar a sustancias europeas, mucho más caras.
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