La disforia es lo opuesto al estado eufórico. Se manifiesta en un estado de ánimo deprimido y alteraciones emocionales que dificultan el funcionamiento normal. La disforia puede ser el resultado de una enfermedad mental, incluyendo depresión o trastornos de personalidad, por lo que su tratamiento depende de las causas de esta condición.

La disforiano es una enfermedad, sino un estado emocional anormal. Puede ser un síntoma de trastornos mentales, por lo que para determinar la causa de la disforia, se debe tener una visión holística de los problemas del paciente. La disforia es un estado de ánimo cercano a la depresión, lleno de sentimientos negativos. Estas emociones son el resultado de exagerar ciertas situaciones o estímulos. Esto conduce a reacciones inadecuadas gobernadas por sentimientos negativos, por ejemplo, ira, arrepentimiento, ira, desánimo, violencia, volatilidad, irritabilidad, explosividad, agresión.

El comportamiento disfórico tiene un efecto negativo en la psique del paciente, pero también afecta negativamente sus relaciones con otras personas, por lo que vale la pena tratar de curar la disforia. Cuanto más las personas con disforia no puedan ir más allá de su "razonamiento negativo" por sí mismas, más difícil será que cambien repentinamente su enfoque de la vida. Necesitan la ayuda de un especialista.

Disforia: síntomas

Los síntomas de la disforia son sentimientos negativos que bajan el estado de ánimo. Son inadecuados a la situación, exagerados y demasiado intensos

Persona disfórica:

  • es gruñona e irritable - es fácil perder el equilibrio, pocas cosas la hacen feliz, la mayoría causa irritación y nerviosismo;
  • puede ser variable en sus sentimientos - pasa fácilmente de una emoción negativa a otra;
  • es explosivo - las emociones negativas son violentas, repentinas y muy intensas, en casos extremos pueden aparecer comportamientos agresivos;
  • percibe negativamente las situaciones en las que se encuentra - se siente humillada;
  • se enoja y se compadece de sí misma;
  • no ve la solución a la situación - asume de antemano que no funcionará, que es una mala idea y que ni siquiera vale la pena intentarlo;
  • mira su pasado críticamente - es incapaz de evaluarse a sí mismo objetivamente;
  • espera ayuda para resolver sus problemas, ya que ella misma no puede resolverlos, a menudo obliga a otros a tomar una decisión;
  • se sienteansiedad y tensión constante que oscurecen una visión objetiva de la realidad.

Todos los síntomas disfóricos distorsionan la evaluación de la realidad y le quitan a la persona la alegría de vivir. Ante tantas emociones negativas, es difícil ver lo positivo de muchas situaciones. Te cierras a los sentimientos positivos, lo que tiene un efecto destructivo en la psique. Las enfermedades mentales pueden ser el resultado de una disforia creciente.

Disforia: causas

Puede haber varias causas de disforia. Cada trastorno disfórico puede significar algo completamente diferente. La disforia puede ser síntoma de enfermedades como: depresión, caracteropatía, trastornos de personalidad, síndromes psico-organizacionales, psicosis, esquizofrenia, neurosis.

La disforia también puede ser el resultado de lesiones (daño severo al cerebro o al sistema nervioso), pero también una complicación de una epilepsia mal tratada. Los trastornos pueden acompañar a los síndromes de demencia, por ejemplo, la enfermedad de Alzheimer. También suelen ser una reacción a la abstinencia de la cocaína.

La disforia como trastorno del estado de ánimo también puede tener un trasfondo social y ocurrir como resultado de una preparación inadecuada para la vida. A una persona con este tipo de trastornos no se le ha enseñado a reaccionar ante situaciones difíciles, por lo que la disforia se convierte en su mecanismo de defensa específico.

Disforia - tratamiento

El tratamiento de la disforia depende de la causa del trastorno. Si la disforia es un elemento de una enfermedad mental grave, el tratamiento se selecciona adecuadamente para esta entidad de enfermedad, por ejemplo, en la epilepsia, se administran fármacos antiepilépticos. Curar la enfermedad principal del paciente generalmente también eliminará el problema de la disforia.

Los pacientes en los que la disforia es simplemente una expresión de impotencia frente a la vida reciben un trato diferente. La forma de tratamiento más efectiva para estas personas es la psicoterapia, que consiste en enseñar al paciente a lidiar con las emociones negativas y ver los aspectos positivos. Dependiendo de la gravedad de la disforia, el tratamiento puede complementarse con agentes farmacológicos. En la mayoría de los casos, se usan antidepresivos y tranquilizantes, cuya tarea es calmar los sentimientos negativos acumulados.

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