Tanto los niveles de azúcar demasiado altos como los demasiado bajos pueden dificultar el conciliar el sueño y evitar que duerma toda la noche. ¿Cómo afrontar entonces? Aquí hay algunas formas en que las personas con diabetes tipo 2 lo ayudarán a tener una noche de descanso reparador.

Cualquier persona con diabetes tipo 2 sabe lo difícil que es a veces conciliar el sueño y dormir un poco durante la noche sin ni siquiera despertarse. La relación entre la diabetes tipo 2 y los trastornos del sueño se ha entendido bien.

Una causa común de problemas para conciliar el sueño en el caso de la diabetes son los síntomas asociados a esta enfermedad, como, por ejemplo, la neuropatía periférica, que se produce cuando los nervios se dañan debido a los niveles elevados de azúcar en sangre. El entumecimiento de las piernas, el ardor en los pies o incluso la sensación de dolor en muchas personas no permiten conciliar el sueño con tranquilidad.

El daño nervioso relacionado con la diabetes también puede ser una de las causas del síndrome de las piernas inquietas (SPI), que a su vez hace que la persona sienta una necesidad irresistible de mover las piernas, y no la controla, lo que también dificulta las caídas. dormido. A su vez, los niveles demasiado altos de azúcar en la sangre significan que los diabéticos a menudo se despiertan para ir al baño por la noche.

También puede despertarse cuando su nivel de azúcar es demasiado bajo. Por último, la calidad del sueño puede verse afectada negativamente por otra condición que las personas con diabetes tipo 2, especialmente la obesidad, también corren el riesgo de padecer, a saber, la apnea del sueño.

Sin embargo, esto no significa que los diabéticos estén condenados al insomnio, ya que hay maneras de dormir mejor.

Control de azúcar en la sangre

El control de la glucosa en sangre puede ayudar a prevenir fluctuaciones en los niveles de azúcar en la sangre, lo que a su vez puede ayudarlo a evitar despertarse debido a la necesidad de ir al baño o síntomas de hipoglucemia nocturna, incluidos Sueño inquieto y sudoración excesiva por la noche. Además de la medicación prescrita por su médico, también debe recordar una dieta con un índice glucémico bajo: las comidas que se comen para la cena deben contener menos carbohidratos.

Actividad física regular

La calidad del sueño también se puede mejorar manteniéndose activo y haciendo ejercicio. El ejercicio moderado con el tiempo mejora la acción de la insulina y reduce los niveles de azúcar. Sin embargo, el tipo de ejercicio y su intensidad deben determinarse con el médico, ya que las reacciones del cuerpo pueden servaría dependiendo de los medicamentos que se toman. En los pacientes tratados con insulina, el nivel de azúcar desciende después del ejercicio, por lo que puede producirse una hipoglucemia si el ejercicio se prolonga demasiado.

Reducir el consumo de cafeína

El café es una bebida permitida para los diabéticos, pero la cafeína está presente no solo en el café, sino también en el chocolate negro o el té. Debido a su efecto fuertemente estimulante, conviene limitar el consumo diario de estos productos y eliminarlos por completo del menú al menos tres horas antes de acostarse.

Evitar las siestas durante el día

Las siestas diarias también pueden afectar la rapidez con la que te quedas dormido. Si tiene problemas para dormir, debe dejarlos por un tiempo. Si siente una necesidad irresistible de dormir después de una comida, es una señal de que no estuvo bien equilibrada. En tal situación, vale la pena consultar a un dietista.

Higiene adecuada del sueño

Todos lo sabemos, pero la capacidad de conciliar el sueño y dormir por la noche puede verse afectada por todo tipo de difusores electrónicos, como un teléfono móvil junto a la cama, un radio despertador o incluso un televisor apagado. demasiado poco antes de acostarse. Esto se debe a la luz azul emitida por estos dispositivos, que interfiere con la producción de melatonina, una hormona que regula, p. Ritmos circadianos y que afectan al sueño. También es buena idea acostarse y despertarse a la misma hora para ayudar a establecer el ritmo de dormirse y dormirse. También pueden ser útiles los rituales para conciliar el sueño, que, según sus preferencias, pueden ser ejercicios de respiración, un baño tibio o incluso leer un libro. El ambiente para dormir también es de gran importancia: una almohada y un colchón cómodos, una temperatura adecuada en el dormitorio (que no debe exceder los 18 grados centígrados) y limitar la cantidad de luz.

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