Los niños cuyos padres se han divorciado o separado tienen más probabilidades de tener sobrepeso y obesidad. El estudio sobre esta relación fue realizado por científicos de la London School of Economics and Political Science (Reino Unido), y sus resultados fueron publicados en la revista Demography.
Investigadores británicos analizaron los datos de más de 7.500 niños nacidos en los años 2000-2002, incluido su índice de masa corporal (IMC), lo que permite determinar si el niño tiene sobrepeso o ya ha desarrollado obesidad, así como como la situación el aspecto socioeconómico de las familias en las que crecieron. Resultó que los hijos de padres que se habían separado o divorciado dentro de los 2 años posteriores a este hecho cambiaron de peso más rápido que los hijos de padres que estaban juntos. Curiosamente, el aumento de peso fue mayor en los niños que sobrevivieron al divorcio de sus padres antes de los 6 años.
Los autores del estudio sugieren que los niños pueden aumentar de peso después del divorcio de sus padres por varias razones. Por ejemplo, porque los padres trabajan más después de la ruptura, por lo que tienen menos tiempo para preparar comidas balanceadas y para que sus hijos desarrollen hábitos alimenticios saludables. Sin embargo, una razón más importante de esta tendencia es el hecho de que los niños, al experimentar emocionalmente la separación de sus padres y la ruptura de la familia, para aliviar el dolor y la tristeza, buscan con mayor entusiasmo productos que les dan una falsa sensación de felicidad.
Basado en: PAP, www.esculap.com
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Este artículo no contiene contenido discriminatorio y estigmatizante para las personas que padecen obesidad.
