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Los problemas de motivación en los niños suelen comenzar cuando empiezan la escuela primaria. Es un período de cambio de la principal actividad de sus vidas, que era jugar en el jardín de infantes, a aprender en la escuela. Esto tiene una serie de consecuencias para los jóvenes: se enfrentan a muchos más requisitos y obligaciones que antes.

Algunos niños tienen dificultades para enfrentar estos desafíos porque aún no tienen las habilidades para hacerlo. Otros hacen frente a sus nuevas responsabilidades, pero se sienten tensos y estresados. Por supuesto, también están aquellos que entran sin problemas y casi sin dolor en un nuevo período de sus vidas. Lo que tienen en común es el mayor o menor esfuerzo que tienen que hacer para afrontar nuevos retos, es decir, necesitan motivación, porque la motivación no es otra cosa que el motor que nos mueve.

¿Por qué necesitamos motivación?

Es la motivación que nos hace comportarnos de cierta manera en una situación dada. La motivación debe ser percibida no como un rasgo que está presente o no, sino como un cierto tipo de energía que siempre acompaña a un niño, pero que a veces es más fuerte y a veces más débil, y que a veces no está necesariamente dirigida a la actividad que los padres están realizando en ese momento. interesado en. Por eso, no hay niños sin motivación, vale la pena recordar no poner etiquetas a los niños: “Eres flojo, no estás motivado”. Esta asignación de roles a cualquiera siempre tiene efectos negativos: por un lado, limita a los padres, impidiéndoles percibir la imagen completa de su hijo y, por otro lado, el consuelo, al escuchar de sus seres queridos que son flojos, desmotivados o travieso, se pone rígido en estos comportamientos.

Motivación interna y externa

La motivación se clasifica de varias maneras, pero en el contexto de motivar a los niños a actuar, la más útil es la división en motivación externa e interna. La motivación externa es todo lo que nos motiva desde el exterior, es decir, recompensas, calificaciones escolares, dinero, pero también sanciones y consecuencias negativas. Sin embargo, si el motivo de la acción son nuestras predisposiciones o intereses internos, entonces estamos impulsados ​​por una motivación interna. A menudo se asocia con la realización de una actividad de la que obtenemos satisfacción y alegría, pero no solo: motivación.el interior nos empuja a acciones menos placenteras, pero afines a nuestros valores, en las que vemos sentido.

Recompensas y sanciones

Durante la educación escolar, los niños suelen tener motivaciones externas: calificaciones, sellos, comentarios, etc. Esto muchas veces les causa miedo y muchas veces los hace reacios a aprender. Motivar con castigos y premios puede ser eficaz, pero tiene consecuencias, entre ellas el niño pierde el propósito superior de sus acciones. Porque ¿cuál es el propósito de estudiar? ¿Por calificaciones? ¿Por qué está limpiando su habitación? ¿Para no recibir un pen alti? Debe admitirse que tal enfoque bastante superficial ciertas experiencias y no arraigan valores más altos en una persona joven. El problema también surge cuando las recompensas existentes ya no funcionan, y esto sucede muchas veces porque el apetito crece al comer. Después de un tiempo, los niños comienzan a forzar las cosas de sus padres de esta manera.

Desarrollar la motivación interna en un niño es un proceso difícil y prolongado en el tiempo, pero podemos crear un ambiente amigable para ello. Vale la pena hacerlo, porque aunque el mundo está lleno de motivadores externos y las personas suelen actuar bajo su influencia, la capacidad de despertar la motivación interna da satisfacción, estimula la curiosidad, la creatividad, aumenta la sensación de felicidad y enriquece la vida.

¿Cómo apoyar el desarrollo de la motivación interna en un niño?

  • Primero: abstengámonos de tratar de "mejorar" al niño. Si un padre le muestra al niño que constantemente está haciendo algo mal, o lo corrige después, inculca en él la creencia de que no es lo suficientemente bueno para obtener la aprobación de los padres. De esta manera, también le quitamos al niño el sentido de agencia, le mostramos que tiene poco control sobre lo que sucede a su alrededor, y esto lo desmotiva. En tal situación, hay muchas más posibilidades de que el niño se rebele y no quiera cooperar con nosotros en absoluto.
  • Segundo: escuchemos lo que los niños tienen que decirnos. Escuchar a la otra persona no es nada fácil, y escuchar a un niño que a menudo se ve afectado por emociones fuertes requiere mucho compromiso y paciencia por parte de los padres. Gracias a esto, podemos conocer los motivos de las acciones de nuestros hijos, que muchas veces son completamente diferentes de nuestra imaginación. Saber que sabemos lo que está pensando nuestro hijo antes de dejarlo hablar puede meternos en problemas y socavar la confianza que nuestro hijo tiene en nosotros.
  • Tercero: cuidemos la autoestima del niño. Una correcta autoestima también se asocia con una sensación de seguridad y aceptación, genera coraje e independencia y permite el pensamiento creativo, que es necesario para el desarrollo de la motivación interna.

Sobre el tema de la motivaciónTambién mencionaré algo que siempre es relevante: los niños imitan a los adultos que son importantes para ellos. Si cultivamos la motivación intrínseca, seremos más creíbles para los niños. Mirando a un padre que puede actuar con entusiasmo, compromiso y fe en lo que está haciendo, el niño naturalmente comenzará a adoptar esta actitud.

Ocupémonos de lo básico

Recuerde, sin embargo, que incluso el mejor jardinero no creará un jardín hermoso y saludable en suelo envenenado. Si su hijo tiene problemas de motivación, primero debe considerar cuál es la causa. Seamos sensibles a ello, especialmente ahora, cuando la educación se lleva a cabo de forma remota (o a veces de forma remota, a veces estacionaria), y los estudiantes se han visto privados de muchos entretenimientos previos, contacto directo con los maestros y, a veces, también el apoyo de sus compañeros. Es un momento difícil para los niños y adolescentes, y la f alta de motivación puede ser el resultado de trastornos más graves.

A qué vale la pena prestar atención, cómo apoyar a un niño, dónde buscar ayuda: consulte el siguiente artículo de Dominika Maron

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