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Cuando alguien descubre que tiene una enfermedad que no tiene cura, lo pasa mal. Piensa en el futuro con miedo, tiene miedo de perder el trabajo, la independencia y el amor. Algunas personas desarrollan depresión en este contexto.

Muchas enfermedades crónicas son fáciles de controlar y vivir una vida normal siempre y cuando siga las instrucciones de su médico. Otros no se pueden controlar, traen consigo muchas limitaciones y, a veces, incluso conducen a la pérdida de la fe en el sentido de la vida. Por supuesto, mucho depende de nuestra psique, el manejo de la enfermedad y el apoyo que recibimos de familiares y amigos. Pero las estadísticas médicas muestran que al menos una de cada cuatro personas con enfermedades crónicas sufre de depresión, y la mayoría lucha con un estado de ánimo deprimido a diario. Se forma un círculo cerrado: una enfermedad crónica provoca depresión, la depresión exacerba los síntomas de la enfermedad subyacente, reduce la eficacia de la terapia y empeora el pronóstico. Debe ser consciente de tal riesgo que puede comenzar a tratarlo en los primeros síntomas de depresión.

La enfermedad crónica promueve la depresión

El estado mental del paciente está influenciado por muchos factores: sufrimiento físico, cambios en la apariencia causados ​​por la enfermedad, tratamiento extenuante, como la necesidad de cirugía. En los pacientes hospitalizados, el estado de ánimo deprimido provoca distanciamiento de los familiares. Se intensifica porque ven el sufrimiento de otros enfermos y buscan en su historia su propio futuro. La situación se agrava cuando, a consecuencia de la enfermedad, abandonan sus roles sociales actuales: esposa, esposo, jefe. El empeoramiento de los estados depresivos se traduce en el estado físico del paciente. Dificulta el cumplimiento de las recomendaciones médicas, reduce la eficacia del tratamiento y prolonga significativamente el período de recuperación. La investigación muestra que los pacientes deprimidos logran resultados de rehabilitación significativamente peores, luego regresan al trabajo, lo abandonan con mayor frecuencia y solicitan una pensión por discapacidad. También son reacios a hacer cambios en su estilo de vida, dieta, etc.

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9 pasos para aprender a vivir bien con una enfermedad incurable

Lleva tiempo aceptar una enfermedad crónica y sus limitaciones. Aquí, nada sucederá de inmediato, porque es imposible aceptar la nueva situación sin objeciones. Las siguientes reglas te ayudarán a reorganizar tu vida.

1. Trate de ser abierto acerca de los suyosenfermedad. Esto la doma, le quita su dimensión demoníaca. No oculte el diagnóstico a sus seres queridos.

2. Permítete experimentar arrepentimiento, ira y miedo. Sé abierto sobre lo que sientes y lo que temes.

3. No te avergüences de pedir ayuda si la necesitas, pero tampoco lo hagas por ningún otro motivo.

4. Habla con tu médico, pide aclaraciones sobre temas que te preocupan, habla de tus miedos, cambios de humor.

5. En la medida de lo posible, sé activo, sal del papel de víctima

6. Aprende a disfrutar de las pequeñas cosas, de los pequeños éxitos.

7. Date un poco de placer, no renuncies a tus planes anteriores, incluso cuando su implementación requiera algunas modificaciones.

8. No descuides tu apariencia, también mejora tu bienestar.

9. Cuida tu cuerpo, reacciona a las nuevas drogas, pero no escuches cada pequeña dolencia.

Los cambios en la psique del paciente modifican las relaciones con sus seres queridos

Una enfermedad crónica de uno de los miembros del hogar afecta a todos los miembros de la familia, crea conflictos e incluso lleva a la ruptura de la relación. A veces, los enfermos se burlan de los demás como si quisieran compensar su propia desgracia. Muy a menudo, la causa de tal comportamiento es la depresión, no diagnosticada ni tratada. La depresión se manifiesta como tristeza, cambios de humor, ataques de llanto, irritabilidad, rabietas, pesimismo. El paciente tiene problemas para tomar decisiones rápidamente, no puede concentrarse, se retira de la vida social y, a veces, comienza a pensar persistentemente en la muerte. Sucede que una persona con una enfermedad terminal encuentra alegría en la vida, quiere usarla, vivir lo más interesante posible, aprender cosas nuevas. Desafortunadamente, estos pacientes se inclinan más a menudo hacia la destrucción, destruyéndose a sí mismos y preocupándose por el futuro. Es una carga enorme para la familia y sucede que los hijos o la pareja del enfermo empiezan a caer en depresión.

El voltaje debe descargarse, pero no en detrimento suyo

Centrarse en la enfermedad muchas veces significa que el paciente no nota cambios en su psiquis, no ve que aparte del cuerpo, también tiene el alma enferma. Así que no busca la ayuda de un especialista, sino que disipa las penas de la forma que conoce. Busca cigarrillos, alcohol, drogas o sedantes. Es la depresión la que da forma a estos comportamientos peligrosos. Pero este es un camino a ninguna parte: siempre conduce a un deterioro de la salud. El paciente debe hablar con un psiquiatra quien determinará el mejor tratamiento, la psicoterapia también será útil.

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